UNO DE MIS CUADROS

UNO DE MIS CUADROS
LA ALDEA Acrílico sobre tela. 30.5 x 40.5

domingo, 2 de mayo de 2010

UN CLON LLAMADO CHON


 

Lo primero que hizo después de instalarse en un céntrico hotelucho, fue poner un anuncio en el periódico que decía: " Solicito muchacha soltera y saludable, y joven eficiente con conocimientos de Biología." Tenía varios meses de andar viajando por todo el mundo sin poder establecerse en ningún país, ya que al enterarse de sus intenciones, las autoridades de cada lugar, lo expulsaban de inmediato.

Alguien le informó que había un lugar donde se podía hacer de todo sin tener ningún problema; un lugar que era un auténtico paraíso de la impunidad; en el cual se podía vender droga en la calle y a plena luz del día, sin que ninguna autoridad hiciera nada; donde dejaban libres a los criminales a pesar de estar confesos; un lugar en el que las autoridades, o eran muy ineficientes, o eran muy corruptas.

Un lugar así era ideal para concretar sus planes. Por eso el profesor Frank Stein, experto en Ingeniería Genética, se encontraba en el Distrito Federal.

Su intención era instalar un laboratorio en el cual se pudiera efectuar una clonación humana; es decir, que a partir de una célula extraída de la piel de un ser humano, por medio de una técnica conocida como transferencia nuclear, se pudiera crear, primero en laboratorio y después en el útero de una mujer fértil, un nuevo ser humano idéntico al donador de la célula,

Para tal efecto, traía consigo las células vivas del gimnasta rumano Jeremidrag Vuznitedonerichi, poseedor de una configuración física perfecta. Sólo necesitaba encontrar un sitio dónde instalar el laboratorio, contratar una madre sustituta, y un ayudante. Después de recorrer las calles durante horas, encontró el lugar que le pareció adecuado, era una vieja vecindad en Tepito en la que casi la mitad de las viviendas eran utilizadas como bodegas por los comerciantes del barrio, y que afortunadamente tenía desocupado un local del tamaño adecuado para su laboratorio.

Le tomó varias semanas adaptar el lugar e instalar lo necesario, ayudado por sus dos nuevos empleados, Evodia Rentería, quien había sido seleccionada por el científico para ser la madre sustituta, y Everardo Ruvalcaba, quien no sabía nada de Biología, pero le había caído bien al profesor Stein por ser muy entrón.

Everardo llegaba muy temprano a trabajar, y se retiraba casi de madrugada, pues estaba muy emocionado con el proyecto del profesor, y además porque esta nueva actividad estaba por fin logrando sacarlo de la terrible depresión en la que había caído a partir de la desintegración de Bronco; mientras que Evodia vivía allí mismo por no tener a dónde ir y porque el papel que iba a desempeñar en el proyecto así lo exigía.

Los habitantes de la vecindad estaban convencidos de que existía un triángulo pasional entre los tres personajes, pues como el profesor también vivía ahí, pensaban que él era el marido de Evodia y que Everardo lo suplía en aquellas acciones que su avanzada edad le impedía llevar a cabo con solvencia.

Cuando las condiciones del embrión eran las requeridas, y la información genética del rumano ya estaba contenida dentro del mismo, el útero de Evodia, que en ese momento se encontraba en un momento idóneo de fertilidad, estaba listo para recibir la implantación. El profesor comenzó a realizar la complicada operación que lo colocaría como el primer científico que se atreviera a intentar la clonación humana; y Evodia Rentería también pasaría a la historia como la primera mujer, que siendo todavía señorita, lograra ser madre. Y es que Evodia, a pesar de que ya tenía 24 años, aún no había conocido varón, (en el sentido bíblico de la palabra), pues era más fea y aburrida, que escuchar la Hora Nacional con audífonos.

Después de la implantación, lo único que quedaba era esperar que el organismo de Evodia, reaccionara normalmente, y que el pequeño rumano que tenía en sus entrañas, evolucionara satisfactoriamente.

Como la ayuda de Everardo ya no era necesaria, el profesor le dio las gracias otorgándole una jugosa indemnización económica, y le exigió que no platicara a nadie nada de lo que ahí estaba sucediendo. Everardo aceptó, pero puso como condición a su silencio que le permitiera visitar regularmente el laboratorio, para seguir de cerca la evolución del experimento, y que le permitiera, al nacer el niño, ser su padrino de bautizo. El profesor Stein le dio por su lado, simulando aceptar sus condiciones, pues pensaba cambiarse de ahí cuando el embarazo de Evodia llegara al séptimo mes.

Los meses se fueron sucediendo lentamente y el cuerpo de Evodia empezó a evidenciar lo que estaba sucediendo en su interior. El científico no cabía en sí de gusto, pero no iba a informar nada hasta estar seguro del éxito de su experimento.

Cuando llegaron los siete meses de embarazo, el profesor decidió internar a Evodia en una clínica; salió a la calle para tal efecto, pero nunca más regresó, pues unos chineros lo asaltaron a unas cuadras del laboratorio provocándole la muerte por asfixia. Su cadáver quedó tirado a media calle como tantos otros, sin que nadie lo reclamara.

Evodia se quedó esperando el regreso del científico, y al pasar las horas su preocupación llegó al límite, pues desde que había sido operada por el profesor, no había salido a ningún lado, pues Everardo se había encargado de proporcionarle todo lo que necesitaba para su manutención.

Al día siguiente decidió salir a la calle para conseguir alimento, y para preguntar si alguien había visto al profesor, pero su avanzado estado de embarazo, aunado a la intensa preocupación que sentía, la hicieron desvanecerse en plena calle.

Cuando una ambulancia la recogió, alcanzó a ver una intensa actividad en la calle, pues un operativo policiaco se estaba llevando a cabo en ese momento en la vecindad, pues alguien había dado el pitazo de que ahí se almacenaba contrabando. Todas las bodegas fueron vaciadas por los uniformados, incluyendo el laboratorio del profesor Frank Stein, que Dios tenga en su Santa Gloria.

El estado de Evodia se agravó, y los médicos al hacerle los análisis correspondientes, se dieron cuenta de que el producto ya estaba perfectamente formado; es decir, el pequeño rumano iba a ser sietemesino como su padre. Obviamente este detalle nunca lo supo el finado científico, de lo contrario, hubiera tomado la medidas necesarias. La cesárea fue practicada y el pequeño clon pudo ver la luz por primera vez.

Evodia fue dada de alta a los pocos días, y anduvo vagando por las calles sin rumbo fijo, sin dinero, sin un lugar dónde llegar, pero cargando un precioso escuincle.

Siguiendo el ejemplo de tantas mujeres que pasan por esa situación, abandonó al niño en las puertas de una iglesia, con una nota que decía: "Cuídenlo mucho, es un Clon."

Las personas que descubrieron al niño, inmediatamente dieron aviso a un programa de televisión especializado en lucrar con la miseria humana, y el reportero que acudió a cubrir la noticia, como no sabía leer, pensó que el niño se llamaba Chon, y ese nombre se le quedó.

Evodia se regresó a su pueblo, con la sana intención de rehacer su vida, pues como su parto había sido por cesárea, todavía era señorita. En el camino se le ocurrió platicarle a sus padres que había sido asaltada con arma blanca, para justificar la cicatriz en la panza.

Ha pasado el tiempo y el pequeño Chon es un niño de la calle que limpia parabrisas en los semáforos, que se droga con cemento y que vive en el interior de una coladera. Lo que sí hay qué reconocerle, y eso lo ha convertido en el líder de su pequeña banda, es que cuando le roba la bolsa a las señoras, tiene tal agilidad para escabullirse de sus perseguidores, que todos lo consideran un superdotado.

2 comentarios:

  1. La pregunta es: ¿por qué no hiciste una novela con la idea de este cuento? Leì el cuento por primera vez en "La rana roja". Inmediatamente me recordo esa red semàntica que trato de establecer el maestro Carlos Olvera en su novela Mejicanos en el espacio.
    Olvera propone en su novela un prototipo de actante para la ciencia ficción mexicana, un actante anclado a la fenomenologia del relajo, que se aleja del estema anglosajo.
    Desafortunamente la novela de Olvera, sus postulados de crear un actante prototipo de la ciencia ficción mexicana a partir de los estereotipos que se tienen del mexicano,no ha tenido eco en otras obras de la ciencia ficción mexicana. Salvo sus excepciones (Gonzalo Martre).
    La literatura de ciencia ficción mexicana se ha vuelto cada vez màs sofisticada, erroneamente se han imitado modelos gibsonianos. Cuanto daño le ha hecho el ciberpunk a la ciencia ficciòn meixicana (con escritores como Bef y Pepe Rojo)?.
    En fin me alegrò leer primero el Clon llamado Chon y ahora otros cuentos del blog, son excelentes relatos. Lastima que no sean novelas, una novela sería màs trascendental, en esta sociedad que lo cuantifica todo .

    Y tu Clon Chon
    mientras te drogas
    habrás visto a las ratas en alcantarillas,
    ir evolucionando.

    Recibe cordiales saludos.

    ResponderEliminar
  2. La pregunta es: ¿por qué no hiciste una novela con la idea de este cuento? Leì el cuento por primera vez en "La rana roja". Inmediatamente me recordo esa red semàntica que trato de establecer el maestro Carlos Olvera en su novela Mejicanos en el espacio.
    Olvera propone en su novela un prototipo de actante para la ciencia ficción mexicana, un actante anclado a la fenomenologia del relajo, que se aleja del estema anglosajo.
    Desafortunamente la novela de Olvera, sus postulados de crear un actante prototipo de la ciencia ficción mexicana a partir de los estereotipos que se tienen del mexicano,no ha tenido eco en otras obras de la ciencia ficción mexicana. Salvo sus excepciones (Gonzalo Martre).
    La literatura de ciencia ficción mexicana se ha vuelto cada vez màs sofisticada, erroneamente se han imitado modelos gibsonianos. Cuanto daño le ha hecho el ciberpunk a la ciencia ficciòn meixicana (con escritores como Bef y Pepe Rojo)?.
    En fin me alegrò leer primero el Clon llamado Chon y ahora otros cuentos del blog, son excelentes relatos. Lastima que no sean novelas, una novela sería màs trascendental, en esta sociedad que lo cuantifica todo .

    Y tu Clon Chon
    mientras te drogas
    habrás visto a las ratas en alcantarillas,
    ir evolucionando.

    Recibe cordiales saludos.

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