UNO DE MIS CUADROS

UNO DE MIS CUADROS
LA ALDEA Acrílico sobre tela. 30.5 x 40.5

viernes, 26 de noviembre de 2010

EL "SUB-SUB"

Debido a que la sangre, el sudor y las lágrimas mezcladas en su cara, formaban una masa pegajosa que ya se le había secado por la larga espera para entrar al vestidor, esta vez le costó más trabajo despojarse de la máscara. Era tan intenso el dolor, que hasta llegó a pensar que se estaba arrancando la piel de la cara, pero una mirada al mugroso espejo del vestidor, lo tranquilizó. Aprovechó el momento en que estaba frente al espejo, para decirle a su imagen con toda la convicción que puede tener un hombre que ha perdido todas las batallas: -Tienes que retirarte de una vez, Elpidio Zenaido Linarte Nogueda.
Su carrera como luchador enmascarado había empezado 12 años antes en su natal Oaxaca, cuando abandonó su plaza de maestro de Educación Física, y se dedicó a luchar en las arenas locales con el seudónimo de "El Tenebroso Alebrije" luciendo una máscara multicolor que le pintó a mano Don Wilbur Lebrija, un artesano del estado. Como no levantaba su carrera, se dejó convencer por un empresario para que cambiara de personalidad, y entonces adoptó el nombre de "El Nagual Cibernético", pero tampoco hizo nada con ese nombre, pues los chiquillos en lugar de admirarlo, le tenían pánico por lo estrafalario de su disfraz.
Como los mejores momentos de su carrera los vivió en el estado de Tabasco, decidió adoptar la personalidad de "El Chamuco de la Chontalpa". Con ese nombre obtuvo cierto reconocimiento del público, pero siguió sin ganar una sola lucha. Los empresarios solamente lo usaban como relleno y sólo lo tomaban en cuenta cuando algún luchador no se presentaba o estaba indispuesto. Entonces lo obligaban a usar el disfraz del luchador ausente para que el público no se decepcionara. Ahí sí lo dejaban ganar.
Por aquel tiempo conoció a una chamaca que andaba de paseo por Tabasco, y cuando ella se lo propuso, sin pensarlo mucho se vinieron a vivir a la Ciudad de México y se instalaron en una vecindad del Centro, a dos cuadras de la Arena Coliseo, y a tres cuadras de la casa de la mamá de ella.
Inmediatamente empezó a buscar contactos para obtener alguna luchita, ante el desagrado de Rutila Menchaca, su pareja, quien argumentaba que los golpes lo iban a dejar más feo y más loco de lo que ya estaba.
Como hay personas que no entienden razones aunque anden en su juicio, Elpidio Zenaido seguía con sus ilusiones de triunfar en la lucha, y ya hasta tenía diseñada su nueva personalidad: "El Aferrado Infernal".
Ya con esta nueva identidad, comenzó a luchar en algunas funciones del D. F. y del Estado de México, pero por su terquedad de golpear de verdad, y de buscar verdaderos golpes, se había hecho muy impopular entre sus colegas. Cuando le exigían que fingiera los golpes, que usara capsulitas rellenas de sangre de utilería, y que no sufriera tanto desgaste como todos los demás, les contestaba con su eterna cantaleta: "Si voy a sangrar, a sudar y a llorar, que sea de verdad."
De tal manera se hizo odiar por luchadores y empresarios, que habían hecho el pacto de golpearlo sin piedad cada vez que lo tuvieran a modo. Inclusive las ocasiones en que tuvo que pelear haciendo equipo, sus mismos compañeros le atizaban salvajes golpazos cuando estaba descuidado enfrentando a un rival, para ver si con eso se le quitaba lo sincero.
La forma tan lastimosa como llegaba a casa después de una lucha, hacía que tuviera fuertes discusiones con Rutila, al grado que tenía que soportar los golpes que ella le propinaba, molesta por su obstinación de seguir en esa actividad. Una de esas noches de sangrienta lucha, ya no la encontró, y en el buró descubrió un papelito que decía: "Me Boi Con Mi Mama Porque Tu No Hentiendez Eres Vien Menso Deberas. Un Dia De Estos Te Me Ban A Matar Ademas ya Conseguí Travajo de Cecretaria Porque Yo Si Qiero Ser Halguien En La Bida. Ruth.
Por eso ahora, al estarse quitando la máscara, y ver lo maltratado que ya estaba, se preguntaba cómo le había hecho "El Santo" para mantenerse tantos años vigente. Y por fin, decidió dedicarse a otra cosa menos peligrosa. Se repitió con amargura: "Tienes que retirarte, Elpidio Zenaido Linarte Nogueda"
Compró un periódico para ver las opciones de empleo, - tenía tanto tiempo que no compraba uno -, y al ver la portada, se dio cuenta de que ya había un enmascarado más famoso que "El Santo", y que era tan importante, que hasta el Presidente de la República, estaba buscando por todos los medios entrevistarse con él, mientras éste se hacía del rogar.
Pudo darse cuenta de que también los intelectuales más renombrados, y los más prestigiados periodistas del mundo estaban en lista de espera para obtener una entrevista con él.
Interesado en el personaje que por primera vez conocía, ya que aunque él era un indígena, nunca se había interesado en los problemas de los indígenas, siguió buscando información sobre él, y descubrió que no había canal de televisión, periódico, estación de radio y revista que no lo mencionara constantemente. El "Enmascarado de Plata", se había quedado chiquito, pues mientras éste peleaba contra improbables amenazas extraterrestres, momias artríticas, y vampiros flaquísimos, aquél luchaba contra enemigos reales y en verdad peligrosos.
Con una idea fija en la mente, se dirigió a Tepito para conseguir todo lo que necesitaba: Una camisola café tipo militar, botas mata-víboras, dos relojes, una pipa, un pasamontañas y una gorra. Cuando se vistió, quedó satisfecho pues como era muy alto y fornido, se veía impresionante.
Como esa noche había función de luchas en la arena, se dirigió hacia allá. Compró boleto de primera fila, y al ir a formarse en la cola para entrar, le permitieron pasar sin trámites, mientras muchas personas le solicitaban autógrafos o se conformaban con tocarlo.
Al correrse la voz de que un personaje de esas características estaba en primera fila, la atención del público estaba concentrada en ese lugar. Así es que cuando apareció el luchador estelar llamado "Purple Panther", Elpidio Zenaido se subió de un salto al ring y lo golpeó en el rostro a manera de reto. El campeón respondió por instinto, pero fue salvajemente puesto en la lona mediante unos terribles patadones en la base del cráneo. Era la primera vez que Elpidio Zenaido se sentía apoyado pues el público estaba totalmente entregado a él.
A pesar de que estaba dando muy buen espectáculo, debido a que no estaba programado, estaba alterando el orden de las peleas, y además estaba lastimando seriamente al elenco, trataron de bajarlo del ring y someterlo, pero puso fuera de combate a todos los que se le acercaron. Cuando estaba a punto de ser vencido, pues elementos de seguridad, policías y luchadores indignados se fueron sobre de él, la gente acudió en su auxilio armándose una batalla campal, con numerosos lesionados de ambos bandos. Aquella noche había nacido un nuevo ídolo del ring.
Ya con manager y con invitaciones de todas las arenas del país, se presentaba como "El Sub-Sub", que según su publicidad significaba "El que está debajo de la parte de abajo".
A partir de entonces, aparecía en la televisión casi con la misma frecuencia que el verdadero, y ya había planes para hacer una película. Nadie se explica porqué, pero Rutila regresó a su lado; convirtiéndose en su asistente, administradora, y presidenta de su club de admiradores.
Aunque brilló como nadie, económicamente no tuvo el éxito esperado, pues con su vocación de golpeo real, lesionaba gravemente a los rivales, al grado de que ya nadie quería enfrentarse a él. Como consecuencia, él mismo recibía tanto castigo, que tenía que descansar por lo menos quince días entre cada pelea, lo cual lo hacía poco rentable para los empresarios.
Además, como se dio cuenta de que tenía mucho arrastre entre la gente más humilde, exigía a la empresa que todas las personas con aspecto indígena deberían entrar gratis, y para compensar, a los güeros se les cobrara doble o triple, según el grado de blancura de su piel.
La última vez que se le vio al "Sub-Sub" en una arena, fue la noche en que un grupo de campesinos despojados de sus tierras, lo fueron a ver para pedirle ayuda contra los malditos terratenientes.
Rutila está desconsolada, pues Elpidio Zenaido ni siquiera se despidió, y ella está segura de que la dejó para irse con otra mujer. Lo único que la alienta, es que ella quedó como beneficiaria de las regalías de una cumbia que les grabó "Petrita y sus Tlaconetes del Ritmo", tomando como tema central su frase de "Si voy a sangrar, a sudar y a llorar, que sea de verdad".
Y así como hay versiones de que fue acribillado por unos judiciales, hay gente que afirma que se está dedicando a ayudar a todos los pobres que se lo solicitan; aunque también hay quienes aseguran que se fue al extranjero a petición de un grupo de padres de familia, para rescatar a un grupo de bellas adolescentes que cayeron en las garras de un libidinoso representante artístico.
Pero en los noticieros de la noche, acaban de decir que detectaron que desde un Ciber Café de la Colonia Gertrudis Sánchez, le acaba de enviar un e-mail a Marcos para unirse a él.

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